domingo, 24 de diciembre de 2017

Árnica montana


Denominación farmacológica: Arnicae flos (antes: flores de arnicae)

Es una planta bonita que atrae a los excursionistas cuando, a comienzo del verano, despliega sus flores de un vivo color amarillo. Los capítulos de sus lígulas radiales no son del todo regulares ni uniformes, lo cual da a la flor ese aspecto tan peculiar. Es una especie vivaz con rizoma horizontal que repta por el suelo. El recio tallo, que llega a alcanzar una altura de unos 50 cm desde el suelo, surge de una roseta de hojas aplastadas contra el sustrato. Lleva uno o dos pares de hojas más pequeñas y un capítulo terminal, bajo el cual y situadas en la axila del par superior de hojas suelen encontrarse otras dos inflorescencias. Las cabezuelas amarillas van rodeadas de dos filas de brácteas pilosas.

Las lígulas tienen tres dientes; esta es una característica importante de reconocimiento en el análisis.
Su floración se extiende en los meses de junio y julio y, a veces, en agosto. Crece preferentemente en prados montañosos poco o nada abonados y en los brezales alpinos. Menos frecuente, aunque también, se encuentran en las llanuras. En estos casos requiere praderas arenosas y mezcladas con humus y turba. Hoy es una planta protegida que España, Suiza e Italia exportan comercialmente para uso médico.

Su recolección se lleva a cabo cuando la flor está bien desarrollada, se secan cuidadosamente bien protegidas de la humedad y en un sitio fresco.
Para no dañar las sustancias activas deberán ser secadas a una temperatura por debajo de los 50º C.



Las sustancias activas son:
Aceite esencial, de probados efectos antiinflamatorios, desinfectantes y curativos de las heridas.
Flavonoides, (los verdaderos responsables de la activación cardiovascular)
Colina, que reduce la presión sanguínea.
Procianidina.

Estas sustancias están conceptuadas como el factor esencial que actúa sobre el corazón. También se ha encontrado e identificado recientemente sustancias sesquiterpenolactonas como la helenalina, que se considera que son éstas las que incidan decisivamente en los efectos de la planta. Hasta el momento ya se ha demostrado que la helenalina produce efectos estimulantes en la piel y mucosas, así como en el corazón. Hoy puede decirse que son innumerables los componentes del árnica que contribuyen a sus variados efectos curativos.


El uso externo es el más importante del árnica; en los casos de distensión, desgarros de músculos o tendones o aplastamientos, la mejor terapia (además del reposo de la zona herida), son los apósitos con tintura de árnica: se harán mezclando una cucharada de la tintura por cada 1/4 litro de agua. En los hematomas estos apósitos favorecen la reabsorción de la sangre y con ello aceleran el proceso de curación, aliviando los dolores con extraordinaria rapidez.

En las heridas de difícil curación o en las que se ha producido un estancamiento los apósitos dan excelentes resultados; éstos serían de alcohol puro recubiertos de acetato de alúmina. Conviene advertir que en algunas personas pueden producir reacciones alérgicas cutáneas.
Del mismo modo en las infecciones de boca y garganta unos enjuagues y gárgaras con árnica son un buen remedio, pues estimulan la irrigación sanguínea y aumentan así la resistencia de las mucosas. Para ello se administra una cucharadita de tintura en un vaso de agua tibia o se hacen gárgaras con el té.



Modo de preparar el té:
Se vierte un 1/4 litro de agua hirviendo sobre una cucharada de flores secas y al cabo de 10 minutos se cuela. Debe tomarse a pequeños sorbos y con lentitud; para las gárgaras deberá estar templado. Para los apósitos deberá estar diluido en la proporción 1:1 con agua, (es decir igual parte de agua que de té).

Las partes de la planta para uso médico son las cabezuelas aunque, como se ha explicado, las flores también se utilizan por sus propiedades.

No debe tomarse sin prescripción facultativa, pues no está exento de posibles reacciones o peligros, pese a sus propiedades curativas para las afecciones cardíacas.

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